La “Lenin” cumple hoy cinco años

Por Rolando Pérez Betancourt

Publicado en: Granma (La Habana) 1ro de febrero de 1979, página 5.

Tenía doce años Isabel Linares aquel 31 de enero de 1974 en que Leonid I. Brezhnev llegó a la escuela Lenin acompañado por Fidel para dejarla inaugurada oficialmente. Hoy Isabel raya los 17 y dentro de pocos meses será una más entre los 880 alumnos que participarán en la graduación “Quinto Aniversario”. Detrás han quedado la nostalgia de los primeros días de “adiós, mi muñeca” y las constantes confusiones por los pasillos de la escuela.

-¿Y qué queda ahora, Isabel?

Habla ella de lo que ha significado la escuela en su formación integral, y de la importancia de la teoría con la práctica y de la combinación estudio-trabajo (columna vertebral de la Lenin). Y mientras habla, la veo corriendo por la escuela a los 13 y a los 14 años, entrando en esta y aquella aula, saliendo de un laboratorio, doblada sobre un surco; a los 15 y 16, domando un escuadrón de complicadas formulas químicas, ensamblando un radio.

-Lo mío será la electrónica-dice ella respondiendo a una pregunta que alguien le ha hecho. – Los círculos de interés fueron decisivos para encauzar mi vocación.

-¿En estos cinco años, que ha sido lo que más le impresionó a la “veterana” Isabel

Ella responde casi sin dar tiempo a ponerle el punto al signo de interrogación:
“Aquel 31 de enero de 1974. La visita de Brezhnev y Fidel. Era pequeña entonces, pero pude captar el amor con que Brezhnev nos habló de nuestra escuela, de la responsabilidad que teníamos. Después, aquel grandioso acto cultural. Esa misma noche, en mi litera, tuve la convicción de que la Lenin seria la primera gran cosa seria que emprendería en mi vida.

Cinco años más tarde, aunque se ríe mucho, Isabel, la muchacha, confirma la seria dedicación de la niña Isabel.

II

La Escuela Vocacional Vladimir I. Lenin, en sus 4 500 alumnos repartidos en 24 edificios para cuya construcción se requirieron 399 000 sacos de cemento, su personal docente y trabajadores en general, llegan hoy a su quinto aniversario.

La escuela, que desde el punto de vista organizativo funciona con una nueva estructura por unidad docente, ha preparado un amplio plan de trabajo para celebrar sus primeros cinco años de existencia. Ya la primera fase de este plan –que culminara en julio con la graduación “Quinto Aniversario”- ha sido discutida con los alumnos y trabajadores.

-Y nos tiene corriendo.
-¿Qué cosa?
-El plan –dice Wernis Santana, trabajador de mantenimiento, uno de los primeros en sembrar las áreas verdes de la escuela.- Yo estoy en el grupo de las cinco mil; sillas para el acto. Pero es un buen plan. Nos permitirá cumplir los cinco años en muy buenas condiciones.

-Y para usted, viejo trabajador de la ganadería, ¿Qué ha significado este lustro?

Locuaz, gesticulador en extremo, Wernis expresa su satisfacción por lo que el llama “cinco años bien aprovechados”.

-Todos son alumnos-obreros-campesinos. Lo mismo le ponen un tomacorriente que le cultivan un vegetal. “Cada obrero de nosotros debe ser un educador de los alumnos”, ese es un principio de os trabajadores de la escuela, pero no le niego que en ocasiones algunos de esos jóvenes nos han educado con actitudes fuera de lo común.

III

Para Catalina García Fernández, la entusiasta directora de la Unidad Pedagógica que funciona en la Lenin, algo que hay resaltar en este quinto aniversario es la calidad profesoral de los graduados de esa escuela, formados en el trabajo diario.

-Aquello de que la escuela forma al maestro se ha hecho una realidad aquí.

Catalina recuerda los días en que junto a sus primeros alumnos, ya graduados, venía a limpiar de piedras el terreno de lo que posteriormente sería la escuela Lenin. “Había tantas, que los muchachos me decían profesora, que tal si sacamos la tierra  y de jamos las piedras”.

Pero para Catalina (imposible hablar con ella sin que aparezca a cada momento, con amor, el tema de “mis muchachos del Destacamento”) también hay que destacar:
La nueva estructura docente por unidad –comenzada desde este ano- y que permite una mayor compenetración entre alumnos y profesores.

-Y sobre todo con el profesor guía, que viene siendo algo así como un hermano o un segundo padre en este gran hogar.

IV

Precisamente Luis Matos es profesor guía. También él cumple cinco años en la escuela. Especialista en Geografía, la labor fundamental de Luis no consiste en pararse delante de un mapamundi y explicar los complejos montañosos más altos del planeta. Aunque su tarea es tan alta como una montana.

-El contacto diario con los alumnos. Ahí está lo más bello de mi trabajo. El profesor guía debe lograr que el alumno vea en él un amigo sincero, capaz de ayudarlo lo mismo en un problema docente, que de tipo personal. No se puede abordar esta responsabilidad de forma artificial. A veces hay que ponerse a pensar…

-Porque cada alumno es un mundo, ¿verdad, profesor?
-Sí. Y a nosotros nos toca ganarnos la confianza de ellos para que siempre permanezca así.

V

¿Y qué tienen que decir acerca de estos cinco anos, Hilario, responsable de cocina, y Juan Carlos Lovaina, chófer de ómnibus?

Hilario: “Yo trabaje siempre en hoteles. No me pesa haber dado el paso al frente cuando fueron buscando personal gastronómico para la escuela. Hoy cumplo cinco, y dentro de veinte, veinticinco de la Lenin”.

Juan Carlos: “Digo igual que Hilario. Llevo muchos años trabajando como chofer de ómnibus escolares. Aquí me siento muy compenetrado con los muchachos. El otro día me encontré con un universitario que había estudiado en la escuela y me dijo: Carlos, viejo, ¿no te acuerdas de mí? Y así pasa a cada rato.

Es contagioso el estado de ánimo que se palpa por los pasillos de la Lenin, vísperas de su Quinto Aniversario.

-¿Su nombre, compañera?
-Blasa Sierra.
-Edad
-17.
-Entonces te quedan meses en la escuela
-Exacto.
-Bueno, Blasa, y si reúno allá abajo a los 4 499 alumnos de la escuela para que les digas una despedida, una recomendación importante, que dices.
-¿Con micrófono o sin micrófono?
-Sin micrófono, a pulmón.

Se queda pensando un rato
-No tiene sentido – dice preocupada.
-¿Por qué?
-Seria gritarles algo que saben muy buen.
-A ver grítalo bajito.

Ella se ríe. Pero lo dice:
-¡Compañeros: esta escuela hay que aprovecharla al máximo!

Y aunque allá abajo no estén los 4 499 alumnos, siento trepar por los muros el cantar de los aplausos.

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