El salto cualitativo de estudiantes acaecido desde el triunfo de la Revolución, permite imaginar el esfuerzo constructivo que ha significado realizar las aulas para albergarlos. Por ejemplo, en 1958 había en la enseñanza media sólo 88 000 alumnos que alcanzan los 463 972 en 1974. A esto se unen las transformaciones, aún más importantes, en el plano metodológico y cualitativo de la pedagogía revolucionaria cubana: la vinculación del estudio con el trabajo productivo, la íntima relación entre la actividad intelectual y la actividad manual, la integración de los estudiantes a los procesos agrícola e industrial. Para lograr esta relación, las escuelas quedan situadas fuera de los tradicionales centros urbanos, en proximidad a las áreas rurales y los núcleos fabriles, los estudiantes habitan permanentemente en la escuela durante todo el ciclo docente, lo que ha generalizado la condición de becarios para todos los alumnos que ingresan en ellas.

Las experiencias acumuladas en la primera década de la Revolución permiten afrontar con madurez, por parte de los diseñadores y técnicos del Grupo Nacional de Construcciones Escolares del DESA (Departamento de Edificaciones Sociales y Agropecuarias) y del Ministerio de Educación, el desafío que plantea la nueva estructura del sistema educacional en el nivel medio. Para alcanzar el incremento acelerado de las escuelas era necesaria una base tecnológica y constructiva que superara la lenta construcción artesanal. Surge entonces el sistema cubano de elementos prefabricados “Girón” cuya flexibilidad y facilidad de adecuación a una amplia gama de programas funcionales permite llevar a cabo, en corto tiempo de proyecto y ejecución, una gran diversidad de soluciones.

En el caso de las escuelas vocacionales, el conjunto arquitectónico se convierte en conjunto urbanístico: llegamos a lo que definimos escuela-ciudad, cuya organización recuerda los factores que componen un medio urbano, donde los alumnos estudian y trabajan pero también se relacionan humanamente, se desarrollan cultural y físicamente. Existe una renovación constante de los puntos de vista: el observador se encuentra con espacios y formas cambiantes; las funciones –aulas, dormitorios, cocina-comedor, galerías de circulación- se vinculan entre sí; las formas y colores se suceden dialécticamente y permiten una constante renovación perceptiva en la vida cotidiana de profesores y estudiantes. (…) No se trata solo de la captación de los componentes arquitectónicos, es también la dinámica humana producida por el movimientos de los alumnos a lo largo de las galerías; son las visuales hacia el paisaje circundante; es la luz y la sombra que en el ciclo día-noche transforma las imágenes en un continuo alternarse positivo-negativo. La arquitectura no es entonces un componente pasivo dentro del cual el hombre vive. Participa de la multifacético riqueza vital, promoviendo las vivencias de quienes habitan en ella.
¿Cómo se ha logrado esta dimensión urbanística que genera experiencias estéticas, expresión creadora de los conjuntos escolares cubanos?
Ello resulta de la conjunción de diversos factores:
- La variedad de funciones que se relacionan entre sí: centro de producción, laboratorios, gimnasio, cine, teatro, etc.;
- El sistema de circulación que conecta como una cuadricula todas las partes del conjunto;
- La adecuación del edificio al terreno y su vinculación con el paisaje;
- El uso del color y la participación de diseñadores gráficos y artistas plásticos en la caracterización visual y figurativa de la escuela.

En el caso de las galerías de circulación no existen sólo a nivel de suelo sino que se multiplican, perpendiculares ente sí y situadas en los diversos pisos del edificio. En el encuentro de varias de ellas (también denominadas “calles”) aparecen amplios espacios, áreas de estar, generadoras de vínculos sociales y de intercambio ente profesores y alumnos de la escuela.
La naturaleza juega un papel importante dentro la arquitectura ya que de ella parte la adecuación de los edificios a los desniveles del terreno y la creación de áreas verdes interiores para el descanso y la recreación. El sistema de “calles” y volúmenes se articula a lo largo de una sucesión de plazas cerradas y semiabiertas, de terrazas, que constituyen elementos de transición entre los espacios cerrados del interior del edificio y los espacios abiertos del paisaje circundante.

El uso del color, la grafica y los murales, constituye uno de los aspectos más llamativos de las nuevas escuelas. El color posee dos justificaciones: una práctica y otra cultural. La protección de las carpinterías de madera y los paneles y elementos estructurales de hormigón impone la pintura como acabado final del edificio, si bien ahora un plano cromático tiene el mismo valor estético que un volumen arquitectónico. Además, el uso de colores brillantes se ha generalizado bajo la influencia de las corrientes pictóricas de vanguardia, integrándose en todos los objetos y mensajes que recibimos diariamente.

La participación de diseñadores gráficos del DOR (Departamento de Orientación Revolucionaria) y de los artistas plásticos más representativos –en particular en la vocacional “Lenin”-ha permitido insertar a escala ambiental las expresiones más avanzadas de la cultura visual contemporánea. Los murales abstractos o figurativos, las vallas “volumétricas” que recubren los edificios, visibles desde la lejanía, constituyen una nueva integración de los niveles de diseño que definen nuestro marco visual. Es la demostración de que nuestra cultura socialista no puede configurarse por sectores fragmentarios, sino a través de una constante integración de todas las manifestaciones culturales, presentes en cada instante en nuestra vida.

Alumnos de la V.I.Lenin hablan sobre la incidencia de la arquitectura de la escuela en ellos:
Orestes Cabañas Rodríguez (11no grado): “A pesar de su complejidad y tamaño la escuela se capta siempre como una totalidad por la adecuación al terreno, sus diferencias de altura y escalonamiento de los edificios. Me gustaría que en la ciudad también las viviendas tuvieran esos escalonamientos”
Natacha Medina García (10mo grado): “Uno de los elementos de la escuela que más me impresionan e interesan son las escaleras y galerías; las vistas que se tiene desde los balcones hacia todas las direcciones”
Maribel Roque (11no grado): “Para nosotros, todos los elementos de la escuela –galerías, puentes, escaleras exteriores, volúmenes suspendidos- constituyen algo nuevo, que no encontramos en la ciudad y que no podíamos imaginarnos cuando sólo conocíamos la ciudad tradicional”
Estos testimonios demuestran la incidencia creadora de la arquitectura en la vida cotidiana cuando el diseñador asume y expresa losa nuevos sistemas de valores que desarrolla la cultura social.
Fuentes bibliográfícas empleadas:
- Segre, Roberto. La nueva escuela: germen estético de la comunidad futura. Bohemia (La Habana) 67(39): 10-13; 26 sept., 1975. il. (Arte y literatura)
- Segre, Roberto, La escuela en forma. Cuba Internacional (La Habana) 8(84): 30-39; ag., 1976. il.
- Sánchez Lalobret, Rafael. La Escuela Vocacional Lenin; El proyecto, la obra y los trabajadores. Bohemia (La Habana) 66(4): 45-55; 25 en., 1974. il.