Gente de la Lenin —>> ERNESTO LUIS PÉREZ CASABELLA
Años de estudio: 1974-1980
Graduación VI Aniversario, Unidad 6
“A mis pies la hoja seca viene y va
con el viento;
hace tiempo que la miro,
hecho un hilo, de fino, el pensamiento…”
D. M. Loynaz
El reencuentro…31 años después.
Cómo la tímida hoja seca de la Loynaz, cada citación anterior para reuniones de nuestra graduación, me había llegado por una u otra vía. Luego de amasar la posibilidad del reencuentro en más de una ocasión, y de pensar y repensar en cómo de sorprendente sería un evento de este tipo, decidí asistir a este último el pasado sábado…
No soy de los que piensan que “la utilidad del puente no es unir las márgenes del río, sino evitar que puedan encontrarse”, no…, soy una persona optimista…y crucé de un tirón el puente de 31 años de largo que me separaba de mis hermanos de la adolescencia.
Hubo una persona, que me avisó de este encuentro, cuyo nombre no es necesario mencionar aquí, a la cual le debía desde hacía 31 años cosas cómo aquel poema de Gelman: “qué lindos tus ojos y más la mirada de tus ojos y más el aire de tus ojos cuando miran lejos”, lo cual no hice en aquellos años de becados porque sencillamente Gelman escribió los poemas de dibaxu entre 1983 y 1985, y en esos años ya nos habíamos graduado y cada cual hacía (o deshacía) su vida por su lado… y por otra parte, realmente en aquel entonces a ella no le hubiera hecho ningún efecto erótico el haberlo escuchado…estoy seguro que solamente hubiera reído con todo su cuerpo a la altura de mis ojos, como solo ella sabe hacerlo aún…me hubiera dado la espalda, sin dejar de mirarme de soslayo y habría corrido a escabullirse dentro de su libro de Matemáticas (en realidad nuestro libro, porque el mío lo había perdido desde el primer día de clases, aunque nunca se lo dije para no empañar ante ella mi fama de persona responsable…)
Esa linda personita, si piensa inocentemente que solo me invitó al encuentro…, hoy puedo confesarle que su aviso me quitó la tranquilidad del sueño y al tomar por asalto mis sentidos, me hizo regresar con todos a los tiempos del “de pie” y de los besos furtivos del “aéreo”…y que, por demás, este ha sido un regreso de “one way”…
Se me antojó pensar, al vernos en una rueda bailar y cantar, que somos como los ángeles de solo un ala, que solo pueden volar abrazados, y que sacamos el tiempo de estos 31 años, de la botella que todos arrojamos al mar, aquella tarde de verano del 80, y que más que un canto, de nuestras gargantas salía el recuerdo de tantas historias lindas que se retiene intocable desde la eternidad de tres implacables décadas sobre nuestras espaldas.
Después de 31 años, renací desde el niño que dejé en los pasillos de nuestra Lenin, y he cambiado un poco para bien, ante el desfile de rostros más o menos envejecidos pero todos bellos y maduros, serios o sonrientes, serenos o intranquilos, desgastados por el tiempo o conservados como piezas de museo, surcados de pocas o de muchas arrugas como trofeos de esta guerra contra el tiempo, y todos victoriosos, y todos increíblemente alegres, a pesar de cualquier marca implacable de la vida.
Esa noche dormí sereno, la lluvia acariciaba mis oídos y las voces de mis hermanos de niñez, me dieron la paz que todo humano anhela para soñar despiertos o dormidos, ante la inminencia de nuevas batallas…y recordé a Benedetti y su “Asunción de ti”, y se me antojó darle el sentido de sus versos a algo tan sublime e imperecedero como nuestra generación de graduados del 80:
He conservado intacto tu paisaje
Pero no sé hasta dónde esté intacto sin ti,
Sin que tú le prometas horizontes de niebla,
Sin que tú le reclames su ventana de arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú,
Aunque contigo traigas
Dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro
De tu cielo hasta mí.
Un beso a cada dama y un abrazo a cada hombre,
Su hermano de siempre,
El Casa.
Enero 27, 2011