Enrique Bris Rubio

Enrique Bris Rubio
Años de estudio: 1998-2001
Graduación Aniversario: XXVII Aniversario.

Estudios realizados:
Ciencias de la Computación
Universidad de la Habana

Si para desvirtuarme he de escoger de qué prescindir, jamás de la Lenin. Cómo me iba a separar de tantas historias? Qué iba a hacer sin los amigos de allí, que son los de ahora?.

Después de la Lenin me percaté que había cambiado algunos conceptos: ya no era mas una escuela común, sino una etapa de la vida. Una etapa donde descubrí que hay amigos mas allá de los marcos establecidos por un aula repleta, y «amigas» que también te hacen marcas en un aula ya no tan repleta. Si prescindo de la Lenin, he de prescindir de todo eso, incluso de lo que me acompaña aún hoy y que me sedujo por primera vez en aquellos tiempos.

Todavía, y creo que será así toda la vida, me emociona ver el uniforme de la escuela, y ello me hace partícipe de un viaje a mi albergue, a mi aula, a todos los pasillos y aéreos donde fuí dejando mis minutos, a la cola del doble del comedor, en fin …

Digo mi aula, mi albergue, pues entre otras muchas cosas La Lenin me regaló el sentido de pertenencia por ella misma, de cerca venía la recomendación, pero no me arrepiento de haberla tomado. En muchos de los días del mes aparace la escuela como tema de conversación, siempre a manera de momento grato, aún si el mundo se está haciendo añicos esa es una de las ideas que no admite moviemiento de pilares.

Del albergue al aula ví mucho más que pasillos y escaleras, me encontré con gente de mi misma edad que lejos de parecerse a mí eran casi el opuesto, y aprendí de ellos un montón de cosas que te nseñan la gente de 15 años cuando van a la par contigo. Y a la vez me topüé con los que compartían bastantes gustos conmigo, y descubrí que era unapersona común. Caminando del albergue al aula me percaté un día, o una noche, que tomaba otro cariz decirle a una muchacha que estaba enamorado, y aún hoy.

De lo malo no me acuerdo, o será que ahora entiendo que no era tan malo? Si sé que extraño a la gente de la escuela demasiado, y que es estupendo el momento en que me encuentro con alguien de allá.

Si he de prescindir pues, jamás de la Lenin.

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