Yainol Blanco Corp
Años de estudio: 1992-1995
Graduación XXI Aniversario
Estudios realizados: Doctor en Medicina. Especialista en Medicina Natural y Tradicional. Master en Medicina Bioenergética y Natural
Estudios en curso: Ciencias médicas
Profesión actual: Médico
Bueno…Hola por ahí, Yo soy Yainol blanco Corp, graduado de la Lenin, y con mucho orgullo de haber estado en esta maravillosa escuela y no solo por ser una escuela con un carácter tan especial, sino también por las innumerables experiencias que tuvimos todos en aquellos tres años de pre. Son tantas las vivencias que estoy seguro se me han olvidado muchas de ellas, pero me ha quedado las enseñanzas de la vida que es eso lo que puedo expresarles en este testimonio. Primero que todo La Lenin tuvo un gran impacto en mí, en la formación personal y como estudiante, desarrolló mi voluntad y perseverancia en el estudio, me mostró que con fe, fuerza y deseo podemos lograr todo que deseamos en la vida, y así fue todo el tiempo. Nada más que les digo que la Matemática que sé de mi vida entera la aprendí allí, en esos tres años y no antes, jamás hubiera concientizado que la matemática se llamaba «matemática», y eso se lo agradezco a mi profesor «Ramón» que creo en estos momentos es parte de la dirección de la escuela (vicedirector de algo que no recuerdo). Tuve unos compañeros de aula maravillosos, muy sinceros en general, y solo ahora me doy cuenta de ello después de tantos años. Pues cada uno se expresaba como le daba la gana sin sentirse comprometido con nadie. Y esto no quiere decir que nos lleváramos de las mil maravillas, pero cada uno sabía hasta donde llegaba cada cual y sin misterios, así que al final nos llevábamos bien porque cada cual se respetaba a sí mismo y a los demás.
De los profesores les cuento que tuvimos la suerte del mundo, y digo que yo también tuve la Suerte del Mundo; porque justamente en mi entrada a la escuela Lenin estaba de director de mi unidad, el director Arencibia, que pienso no estuvo ni 5 años en la escuela, porque era muy revolucionario para su tiempo y pienso no estuvo acorde con el pensamiento generacional de aquellos tiempos. Pero ocurrió algo maravilloso. Este director se dedicó en aquel tiempo a vivir para nosotros, sus alumnos, y dedicó toda su astucia y accionar revolucionario para que nosotros nos sintiéramos lo mejor posible. Realizó cambios insuperables, y si mal no recuerdo él instituyó que los propios alumnos fueran los propios dirigentes y organizadores de la actividad diaria del estudiante (en el comedor, en el autoestudio, las actividades del campo, etc.) Se hacían muchas actividades culturales, deportivas, estudiantiles, concursos, etc.
Otra cosa muy interesante de escuela, y se lo sugiriera a todo aquel ingresara en ella, es que conocí cerca de mil personas en ella, es eso lo que más me gustó. ¡Yo caminaba mucho y me relacionaba con «malanga» y bailaba con «malanga» también!. He conocido posteriormente a varias personas y sé que hubieran disfrutado más su estancia en el escuela si se hubieran abierto más al conocer las insospechadas personalidades que se encontraban allí, a la par de uno, al mismo nivel que uno, con el mismo uniforme, y con los mismos derechos y limitantes que uno, pero eran tremendísimas personas y de gran valor; con los cuales un día jugabas basket, pelota, fútbol rugby, fútbol, pelota, bailabas casino, en parejas o en ruedas, personas de las cuales te enamorabas, personas con la que estudiabas juntos, con las que disfrutabas del paisaje, o simplemente hablabas y conversabas. Sin embargo había otras personas que no salían de su círculo aula-albergue-comedor y no vivieron con tanta intensidad, como lo pudieran estar viviendo ahora después de tantos años. O sea que viví muy intensamente mi estancia en La Lenin.
Hoy después de más de catorce años, he visto a muchos colegas y nos saludamos como si no hubiera pasado tanto tiempo, como si nos conociéramos bien; y cuidado no estoy hablando de los de mi aula o los de mi unidad, NO. Me refiero a otras personas de otras unidades que solo nos veíamos de tantas veces cruzarnos en los pasillos. Y así, estamos luchando en la vida y recordando de forma inconsciente y aplicando todo aquello que aprendimos en la Lenin, nuestra Vida.
¡Buena Suerte para todo aquel leninista y para el que lo será!