María del Carmen González Moreno (Pupy)
Años de estudio: 1974-1980
Graduación VI Aniversario 1979-1980, se llamó II Congreso del PCC.
Graduada de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la UH
Profesión actual: Traductora
Comencé en la Lenin en 7mo grado, fue una de las mejores cosas que me sucedió en la vida. Ante todo un cambio tremendo, que significó mi independencia, actuar por mis propias decisiones, a veces erradas, a veces certeras, mis primeras veces en casi todo, descubrir que existía otro mundo y otro tipo de personas muy diferentes a las que conocía. Tuve sufrimientos, emociones fuertes y sobre todo me dejó recuerdos muy agradables y experiencias que me enseñaron y marcaron para mi conducta futura por el resto de mi vida.
Disfruté mucho los laboratorios de Biología, (era monitora) equipados con todos los recursos que deben llevar, un microscopio en cada mesa, estantes llenos de frascos con todo tipo de animales y hasta feticos en formol, igual el de Física y el de Química, todo donado por los soviéticos que apadrinaban la escuela y hasta conservo aún en mi memoria olfativa aquel olor de las mesas nuevas, las pizarras, es un olor dulzón, que ya no existe en la Lenin, pues la he visitado, ya que tuve la dicha y el orgullo de que mi hijo mayor, Omar González, estudiara allí (2005-2008) y se graduara con excelentes notas y magníficos amigos*.
Él siente el mismo amor que todos los egresados, a pesar que no disfrutó a plenitud como yo de las bondades de la época como las piscinas, la recreación, los recibimientos a presidentes y delegaciones de diferentes países, casi siempre acompañados por Fidel, el tiempo vivido de nuestras vacaciones donadas con gusto durante el Festival Mundial de la Juventud del 78, en que nuestra escuela sirvió como Villa a los delegados, todo lo que vendimos para recaudar fondos para el Festival, luego dejamos la escuela a los delegados y nos hospedamos en un pre en el campo, en Güira de Melena durante el mes de julio para los ensayos de la tabla gimnástica que nos representaba, (formábamos el símbolo de comandante que se distingue en la charretera del uniforme de Fidel), en el Estadio Latinoamericano hasta altas horas de la noche, un día amanecimos en el parque que quedaba frente al estadio, pues las guaguas no nos fueron a buscar. También funcionaba todo como el gimnasio, el cine, las diferentes áreas de manifestaciones artísticas como plástica, teatro, danza, guitarra, la banda de la escuela, las salidas los días de recreación a los teatros, a la Ciudad deportiva a ver el Circo Ruso, al Capitolio para ver la exposición montada por los soviéticos cuando Tamayo fue al Cosmos y el módulo de descenso y al Parque Lenin, donde comíamos de todo y disfrutábamos mucho.
Cuando me hicieron militante de la UJC, en el año 76, después de un proceso de selección, el día que nos entregaron el carnet, nos ofrecieron una comida en el comedor con servicio gastronómico y hasta con mojitos y un grupo musical nos deleitó con su música (lástima que no recuerdo el nombre). En aquella época, en que aún creía de forma apasionada, o creíamos todos, fue muy emocionante y de mucho orgullo para mí y para toda mi familia, entonces no había que convencer a nadie para que integrara las filas de la UJC, todos querían serlo de corazón, era un mérito y cualquiera no era elegido militante.
Recuerdo el día triste en llegamos del pase y nos encontramos con que algunos amigos no entraron porque se asilaron en la Embajada del Perú y todo lo que esto implicó, y cuando el Mariel, otros tomaron la valiente decisión de quedase aquí solos, a pesar de su edad adolescente y de que toda su familia partió y algunos que eran nuestros dirigentes y ejemplos, decidieron unirse a su familia y marchar. En fin fue todo muy SORPRENDENTE para nuestra generación.
A pesar de la disciplina militar implantada, las formaciones y marchas para todo, los reportes, la inflexibilidad de algunos directores de la época como Eduardo Pérez, el vicedirector Rómulo y al final la directora general Sonia (conocida por la chilena, no precisamente por su parecido físico con los hermanos de esa franja de América Latina) y otros que ahora no recuerdo; fui muy feliz allí, y sentía mucha nostalgia cada vez que visitaba la escuela por las reuniones de padres de mi hijo. Debo agregar que a pesar de los años, no se me ha olvidado el aplauso de Hoja de Té, que distingue la escuela y que volví a escuchar y hacer con lágrimas de emoción, después de 28 años, en el Carlos Marx, el día de la graduación de mi hijo, también recuerdo con cariño al primer director general: Chávez y su esposa profesora de español, y a todos los otros buenos amigos y profesores, rectos unos, flexibles otros. Sobre todo, lo más importante es que aprendí a convivir con todo tipo de personas, a colegiar ideas y a sentir un gran orgullo por ser egresada de esa escuela, que se inauguró con el nombre de Escuela Vocacional V.I. Lenin (incluso así está estampado en mi pañoleta de graduación) y así perduró por muchos años y no como IPVCE.
Agradezco al creador de este proyecto por darme la oportunidad de volver a vivir aquellos momentos y hacerme escribir mis recuerdos de aquella época feliz.
*Nota de ampliación:
Existió la coincidencia de que a mi hijo lo situaran en la misma unidad 6 y en el mismo albergue K-8 y K-9 (último cubículo, incluso con aire acondicionado, pues entró en la escuela después que la restauraron para la Operación Milagro), o sea que hasta durmió en el mismo lugar en que estuvo su madre en 10mo y 11no grados. Mi hijo estuvo solo 3 años del preuniversitario, pero le resultó muy intenso e incluso vivió otras experiencias que yo no viví, como la oportunidad de participar en el Levantamiento en contra de que suspendieran la recreación en su escuela para evitar los problemas con los del PGI.
Aclaración sobre el incidente con los PGI: La sigla significa Profesiones Generales Integrales, en este caso, fueron alumnos de los preuniversitarios en el campo, que por la crisis de maestros que existía y existe en el país, se les convenció de que se formaran como PGI (otro de los muchos experimentos o aventurerismos fallidos), con el gancho de que estudiarían en la Lenin, es decir que a ellos la Lenin les cayó del cielo, sin ningún esfuerzo, gasto financiero de sus padres, ni mérito y por supuesto que salieron a flote las diferencias y surgieron los problemas y una de las soluciones salomónicas fue suspender la recreación a los de la Lenin.