Recuerdo bien como comenzó todo y trataré de ser fiel a la verdadera historia, nada en particular, una más dentro de todas, pero en fin mi historia. Recuerdo que comenzaba yo el 12 grado y en cuanto a historias amorosas nada tenía que contar y era algo que me golpeaba, no por el hecho en sí de contarle a mis amigos o de provocar la envidia de ellos con ellaa, sino que debido al saturamiento de películas argentinas, mexicanas, y porque no, americanas, me había convertido en una especie de amante platónico y soñaba con mi princesa a la cual defendería, y toda esa serie de tropelajes por las que todos pasamos en algún momento…
Esas vacaciones casi las había gastado en la TV y salvo alguna que otra salida con mi familia se habían convertido en las mas aburridas vacaciones de mi vida y de “eso”, nada, que atraso.
Entré, como todos a la escuela el primer día, y como todos busqué a mi mejor amigo del curso anterior, quien por supuesto ya no pasaría a mi lado el siguiente curso. Caminábamos él y yo por el pasillo que partía desde el comedor de los grados mayores y ella pasó, rubia, ojos claros, piel quemada por el sol, nada, lo que a cualquier cubano le para el … corazón, no quiero malas intenciones.
Mi socio enseguida: “mira esa mamita, ay mi madre me la como. Y yo en el alarde:
– Esa me la llevo yo antes de irme de aqui o me dejo de llamar
“Pues quítate el nombre mi hermano que esa no te la llevas tú ni en un Lada”, “tu verá, tu verá”; pero sinceramente ni yo mismo me lo creía …
– Capítulo I –
Decir que nunca me había fijado en ella o algo por el estilo, sería total hipocresía, si me había fijado, como estoy seguro que lo hicieron miles, porque la verdad que la niña estaba de caramelo, pero la veía como algo inalcanzable, tengo que ser sincero. No me encontraba dentro de los bellos de 12 de aquella época y era y soy, aunque ya no tanto, de una timidez cercana a la estupidez, sin dar mas vueltas, el auténtico mongolico con un mundo interno muy intenso. Pero como dice el refrán:
– La yagua que esta pa tí no hay vaca que se la coma.
Si recuerdo que, casualidad supongo, después de haber leido a Romeo y Julieta, tuve un sueño donde recreé la escena del balcón y mi Julieta era ella, con la diferencia de que en mi sueño no me conformaba con el balcón y llegaba casi a … pero me despertaba.
Despues de aquel encuentro, no recuerdo si la volví a ver, y sí sucedió, estoy seguro de que de mirarla no paso, en aquellos tiempos mis acciones se esfumaban en alardes conmigo mismo, creo eso le pasa a muchos hombres en su juventud y he ayudado a muchos en mi madures a romper el hielo; y yo tuve la suerte de que pasara conmigo lo mismo aunque no conscientemente …
– Capítulo II –
Como dije anteriormente de alguna manera fuí ayudado por quienes en ese momento eran mis amigos, magnifico grupo, un puñado de jodedores, pero en resumen hacíamos un buen team, parecía que todos eramos uno. No recuerdo como, de trabajar en aquel odioso huerto, creo para muchos, no para mí porque siempre me gustó el campo, aunque no dejo de reconocer que aquellos surcos de tomates, sobre todo cuando era la siembra y la tierra estaba bien mojadita, le traqueteaban el tallo; en la recogida no tanto porque no las pasabamos escondidos detrás de aquellos muros de matas que levantabamos amarrando las matas de los palitos, para que el tomate no se pudriera al contacto con la tierra, llevando todos un puñadito de sal en el bolsillo y atracándonos de vitamina C, algunos cargando el pedacito de pan del desayuno para comerse su pan con tomate muy a la escondida porque siempre aparecía un sapo que te interpelaba:
– Una mordidita mi socio
Aquello era un cubo de agua fría, pero definitivamente se compartía el pedacito. Y por supuesto como olvidar los combates tomatales, recuerdo que uno llegaba el lunes a una recogida de aquellas y a la salida siempre se iba con una mancha o varias para el albergue, entre sonrisas y comentarios.
Pues nos cambiaron para el comedor, recuerdan el auto-servicio, estimo, era el trabajo mas deseado por todos, sobre todo los jamaliches, cerca del pan, el helado, la leche y alguna que otra vez el tan essperado tambor de papa (una capa de papa y una de carne, otra de papa y otra de carne, otra mas de papa y al final la mantequilla para que no se pegue, aauuuuhhhhh !) . Y ahí comenzó la lucha de conquista, que sinceramente de no ser por mis amigos jamas se hubiera fraguado lo que para mí llego a ser mi gran amor.
Todo fué muy a lo colectivo al principio, yo no supe callarme mis sentimientos.
– Capítulo III –
Por aquella época al igual que ahora, la televisión cubana era a lo macho, esto o esto, pero se puso de moda, gracias a que dejaron, por vez primera en no sé cuantos años, entrar algunos programas americanos y europeos, recuerdo cuando por primera vez oimos música americana, que tanto añorabamos, en las recreaciones; para muchos de nosotros signficó, algo así, como un triunfo sobre algo, aunque no sabíamos sobre que, después conocimos la palabra censura. Se puso de moda Flipper, recuerdan, yo de tanta televisión que había cogido en las vacaciones, estaba saturado, y mi tiempo me gustaba gastarlo persiguiendo a las ” jevas ” junto con mis amigos, mas Flipper llego a alcanzar tal grado de popularidad que para ver a las nenas, había que sumbarse al delfín y si querías después de la comida cojer cajita, tenías que salir disparado para el cine o para cualquiera de los anfiteatros en los que se veían las aventuras, creo eran por aquella época: El Capitán Tormenta. Ella era fanática a los dos episodios y yo, aunque detestaba tener que pasar el tiempo castigado viendo ambos episodios, los llegué a querer, porque me permitían verla a ella, aunque solo fuera de lejos, y si solo su vista chocaba con la mía, y por casualidad alguna sonrisa aparecía, ya sabían mis “socios” lo que les venía:
– Viste, viste, me vaciló, ahora sí que la tengo en la mano …
– Ah compadre, si lo que te mira es con lástima, ja, ja, …
– Vete pa` el diablo, tu sabe que esa es mía …
– Si, por que te la voy a perdonar, porque con la lentitud esa, te la tumba hasta un bobo … compay no me lo diga a mí, díselo a ella …
Y aquello me martillaba en la cabeza día por día.
Pero el gran día llegó, y tengo que ser sincero gracias a mis amigos. Ese día llegamos tarde al cine y estaba repleto, mas ella estaba allí, sentada en las butacas delanteras y suerte la mía habían dos butacas vacías a su lado!. Ahí mismo empezo el castigo, bendito castigo:
– Este es tu día, o ahora o nunca, despues no quiero historia mi “socio”, dale, dale, de los cobarde no se a escrito na`…
… y el tembleque que te empieza como si te fueran a matar o algo por el estilo … no, no, mira vayan UDs y siéntense y después cuando ella salga yo invento … de verdad de hoy no pasa, pero no me gusta caerle atrás a nadie…”, el alarde para tapar el inmovilismo o miedo o no sé como se le podría llamar a aquello, lo cierto es que me convertía en un pedazo de hielo, y ellos:
– Está bien, tú te la pierde, pero si se gira pa mí, perdite legal mi “ambia …
Los dos caminan rápido y pueden lograr, despues de meter el pié a lo cubano, sentarse, pero lo hacen ambos en un mismo asiento y las dos caras al unísono se viran hacia mí, y con sonrisas de oreja a orejas me comienzan a llamar y por supuesto ella mira, se ríe, y yo frito dominado todavía por el tembleque que casi no me deja caminar voy pero asumiendo cierto aire de macho rico porque la butaca que dejaron era a su lado y, sorpresa, cuando llego, estaba rota, no había butaca, que papelazo!.
La sonrisa sardónica en mi rostro, para amortiguar las carcajadas a mi lado, principalmente de mis “socios”, cualquiera en ese instante diría:
– Me sentí como si la tierra me tragara
… yo sentí como si la tierra me hubiera dado una patada en el trasero y de las alturas no quería bajar, no por miedo a caer, sino por terror a la pena que estaba pasando, y decido irme, pero entre las risas, una voz: “Sientate a mi lado, ven, no tengas pena”, era ella !
Caí de pronto en el paraiso, sentí sus piernas rozando las mías, su olor a hembra pegarme en mi rostro, la mas deseada bofetada, y su voz como la de una muñequita Lily acariciar mis timpanos al hablarme:
– Tú eres el que trabaja en el comedor, verdad?
… no sé de donde me salieron las palabras pero de pronto me encontré hablando como si nos hubieramos conocido de siempre: ” Me llamo ……, y tú? por supuesto que lo adivinó.
– Capítulo IV –
No eramos de los mas indiciplinados, como se solía decir, pero teníamos nuestras cosas, entre ellas recuerdo la costumbre de correr temprano en la mañana hacia el gimnacio, a veces desayunados otras no, y colarnos por las ventanas rotas o alguna puerta que el día anterior tratábamos que se quedara abierta, y una vez dentro fajarnos por los colchones para dormir unos minutos mas, lejos de aquella música estridente que nos enganchaban en los autoparlantes, ” Amanecer Cubano, Amanecer Cubano ….”, recuerdan, y el: de pieeee ! … seguido de un halón en la sábana y una lata sonando, no sé, pero en lo que a mí respecta esto me creó un rechazo total a levantarme antes de o a las 6 de la mañana, lo odio. Recuerdo que una vez me halaron la colcha fuertemente, ya cuando aquello tenía mis musculitos y sabía un poco de lucha y alguna defensa, me creía respetado, y al sentir el halón, no acostumbrado a él y con un frío que pelaba, me levanto y sin nisiquiera mirar quien había sido, le grito:
– Quién co…. eres tú pa`alarme la colcha come ……
.. y si era, era Huberto ! (para aquellos que no lo conocen era cuando aquello el Director de grado). Después de eso jamás me quedé dormido en el albergue y corría con la pandila a cobijarme debajo de un colchón, para salir a mediados del matutino, todo soñoliento a oir la descarga de la mañana, salvo alguna que otra vez que disfrutamos de las interpretaciones de los KK, que tenían el don de desternillarnos de la risa con sus travesuras. (para quiénes no los conozcan, fueron cuatro incansables amigos, que nunca paraban de hacer travesuras, la última vez que los ví en acción, fué en el programa “Para Bailar”, acabaron, les ponían un ritmo y bailaban otro, se pusieron a bailar con todo el mundo, yo me reí como un bobo, dicen que terminaron botados del estudio).
Otra travesura era entrar al cine antes de que entrara todo el mundo, esta era un poco mas difícil y consistía en abrir uno de los canales de ventilación que daba acceso al espacio entre el techo y el falso techo, ahí caminabamos por una especie de puente que iba desde el lugar donde proyectan, hasta la pantalla, y bajabamos por una escalera para salir a ambos lados de la misma. Esto solo lo dejabamos para ocasiones especiales y me sirvió a mí para verla un día que habiamos quedado en encontrarnos, eramos una especie de amiguitos, pero yo estaba decidido a ” echarle bala “. Llegué tarde, y acudí a la entrada particular de nosotros, porque el cine aquel día era solo para el grado 11 y además estaba cerrado, hicimos la misma operación y cuando ibamos bajando por la escalera, yo era uno de los primeros, oímos, las carcajadas del otro lado de la pantalla, fatal, siempre habíamos hecho la operación sin haber nada proyectado en la pantalla, porque las aventuras y los eventos musicales no necesitaba de ello, y al proyectarse algo en la pantalla la figura de nosotros se proyectaba como una sombra gigante bajando por entre las imágenes. Demás esta decir, que se armó el corre, corre y a casi todos los cogieron, yo salvé la campana por ser de los primeros y porque caí como por arte de magia sentado a su lado.
– Capítulo V –
Digamos que esa noche fué la noche, y digo esto porque este amor no nació como un amor a primera vista, al menos dentro de lo que he podido llegar a saber y me hicieron sentir; ella no sentía lo que en esos momentos yo sentía por ella. Pero vamos por orden, salimos de la película, le propuse caminar y así conversabamos, la verdad no recuerdo de que temas hablamos, si recuerdo que fuimos a parar a la piscina. El verme allí, sentado con ella, casi me daba la seguridad de que la cosa iba “viento en popa y a toda vela”, las gradas de la piscina de secundaria eran uno de los lugares seguros para “apretar” y en aquellos momentos todos los que estaban allí en eso estaban. Me senté todo hinchado, porque en el trayecto los socios y quienes no eran socios me habian visto y todo el que me veía ponía cara, al menos eso me parecía, de picardía, como el que dice:” te la llevaste cab… está echo un barbaro”. La adolesencia de un cubano, no sé en otros paises, siempre va sazonada de un toque de presunción.
Conversamos toda la noche, yo preso de un nerviosismo que trataba de disimular, y se hacía presente cada vez que trataba de hablar, pero ella era para su edad, unos 16 años, de una madurez y una naturalidad contagiosa y cuando llevabas quince minutos hablando, tal parecía que eras su amigo de hacia 100 años, esto me gustaba pero me aterraba porque, yo no quería ser su amigo !.
Esperé a que casi fuera la hora de ir a dormir y cuando ya parecía que de la boca nada iba a brotar para declararmele, comencé con un impulso sobrenatural a decirle lo que ella significaba para mí, todo lo que me gustaba, todo el tiempo que venía deseandola, en fin una avalancha de frases que le cayeron, y como respuesta algo asi:
– Lo siento pero yo no estoy enamorada de ti, me pareces un buen muchacho, eres gracioso y me caes bien pero…
En otros casos mi orgullo y mi juventud hubieran transado con esa respuesta, mas en aquella ocasión no, y luché, luché como “gato bocarriba”, porque para mí ella no era una más, era ella:
– Mira no me importa que me quieras o no me quieras, ni siquiera me importa que estes enamorada de otro, como me lo acabas de decir, solo quiero que me des una oportunidad de demostrarte de que conmigo tu serás feliz.
– Y ella, huyéndole al compromiso
– No creo que eso funcione, ademas no quiero hacerte daño.
y el perro que no suelta la presa:
– Daño me estas haciendo ahora, y no me he muerto, tan solo quiero un mes y tu misma me dirás que quieres seguir a mi lado, de lo contrario tan amigos como siempre …, es mas, piénsalo y me lo dices mañana, quieres? …” un alivio …
(Publicado por Quientusabes en el Libro de visitas de lalenin.com)