por Demetrio Rodríguez Corrales
Profesor IPVCE V. I. Lenin.
Dedico estas breves cuartillas a los alumnos y trabajadores fundadores, y muy especialmente a la memoria de su primer Director: Francisco Chávez Hernández.
“Recuerdo”
Mis recuerdos, trataré de que vuelvan a mí en el mismo orden que los acontecimientos fueron ocurriendo, será difícil precisar fechas, han trascurrido más de 35 años de que los mismos ocurrieran.
Recuerdo, como fuimos sorprendidos aquel día a finales del curso 71-72 eran, más de las 8 PM y un grupo de profesores hacíamos la guardia docente en la antigua Escuela de Monitores de Vento, llegaron algunos jeeps y en el primero de ellos venía Fidel, enseguida fuimos a su encuentro, los alumnos permanecieron en sus aulas, tenían la orden que ante tal acontecimiento se debían mantener con la máxima disciplina en sus aulas, intercambiamos algunos comentarios con Fidel, el nos explicó que se habían iniciado los trabajos de construcción de nuestra futura Escuela, que ya podíamos hacer movilizaciones para ayudar en las obras, que en la etapa inicial deberían mudarse los alumnos del preuniversitario para que ayudaran a construir la Escuela , ahí nos comentó que nos enviarían alguna ayuda en trasporte, entre ellos un camión, lo acompañaba el compañero Pepin Naranjo que tomaba nota de todo. Luego de esta breve conversación nos preguntó por los alumnos y le respondimos que estaban en sus aulas y nos pidió que los dejáramos salir; tocamos la vieja pero ruidosa campana que usábamos para dar los cambios de turno, acto seguido aquella masa de más de 300 alumnos de preuniversitario se agolparon junto a Fidel y nos desplazaron, y Él comenzó un dialogo muy animado.
Muy sofocado llegó al poco rato el Director del Preuniversitario, Francisco Chávez, al que se le había enviado un aviso.
Ya avanzaba la noche y Fidel invita a los alumnos a jugar básquet y se inició un partido, le brindamos café a toda la escolta y cuando llegamos a Fidel nos dijo que Él había dejado de tomar café pues cuando lo hacía le daban muchos deseos de fumar. Nos dimos cuenta de que el partido se había tornado fuerte y uno de los alumnos nuestros, Arrebato, un negro alto como una palma mantenía a Fidel gardeado todo el tiempo, lo llamamos a un lado y le dijimos –afloja, dale un chance para que tire la pelota. Aquella visita terminó aproximadamente a las 2 AM.
Recuerdo, con agradecimiento como en aquel propio curso recibimos dos invitaciones de Él, una para los alumnos de buceo a hacer un viaje de pesca a la zona de Batabanó; luego de algunos días vino el compañero Levi Fara, en nombre del Comandante para coordinar el viaje y el Director me dio la tarea de acompañar a los alumnos, ya Fidel había coordinado todo; la embarcación, un Cayo Largo, y un instructor de buceo de la Escuela de Varadero, así que llegamos a Batabanó y todo estaba listo, hicimos una excursión desde el viernes hasta el domingo temprano en que debimos regresar pues uno de los muchachos se había mareado y estaba bastante desmejorado.
La otra invitación fue a la presa del Hanabanilla, allí pasamos con toda el Preuniversitario dos semanas, la invitación de Fidel era para recrearnos, pero el Director lo coordinó todo para que además de recrearnos hiciéramos jornadas productivas para recoger café y se hizo una gran emulación para que cada brigada llegara a las 100 latas de café, así eran las cosas entonces. Luego de nuestro regreso tuvimos otro encuentro con Fidel y preguntó a los alumnos si se habían bañado en la presa, a lo que ellos respondieron que no, pues su director no se los permitió por ser peligroso, ni lento ni perezoso comentó – ¡que director más ridículo tienen ustedes!
Recuerdo, nuestro primer curso, 1972-73, en las nuevas instalaciones, podíamos disponer de los albergues A y B y del extremo oriental del docente sólo la parte que está después de la última doble escalera. No había agua, esta se suministraba en pipas, no habían pasillos ni césped, ni plazas de formación, ni comedor, ni hospital, el lodo era el gran dueño de todo. En las mañanas para la limpieza de los albergues y en la tarde para el baño los alumnos varones subían los cubos de agua a sus compañeras hasta sus albergues.
Todos admirábamos a aquellos muchachos, quizás no con tanto nivel como los que hoy recibimos, pero con un valor humanos extraordinario, con una heroicidad digna de imitar soportaban aquellas condiciones, cumplían sus obligaciones docentes y trabajaban en la construcción del resto de la Escuela, ellos me recordaban a nuestros mambises, a toda la heroica lucha de nuestro pueblo, para ellos la construcción de su Escuela era su lucha. Durante las noches se organizaban dos turnos para pulir los pisos, los constructores dejaban las máquinas de pulir pisos a las 5 PM y ahí las tomaban las brigadas de alumnos y las devolvían a los constructores en la mañana, aún calientes del trabajo de la noche; si miramos nuestros pisos vemos algunas ondulaciones, pero esos no son defectos, son virtudes. La fundición de la torre del tanque elevado del agua, demoró tres días con tres noches, alumnos y constructores codo a codo, trabajaron incansablemente hasta que llegaron a su final, para posteriormente, fundir el tanque y elevarlo. Los recuerdo con mucha admiración, mis alumnos de hoy me satisfacen, también los admiro, ellos hubieran hecho lo mismo. Cada generación tiene su tiempo, cada tiempo tiene su obra.
Recuerdo, la jocosidad de aquel día cuando llegó Fidel, estaba el compañero Lázaro Cárdenas, primer subdirector docente del centro y el le preguntaba sobre el proyecto de plantilla y nuestro compañero, hizo una rápida multiplicación, cantidad de trabajadores que tenía en plantilla una escuela al campo por 9 que representaba la matrícula futura, esto dio una cifra que le asustó y dijo –esa es una locura y dio orientaciones de revisar el proyecto. Ahí comenzó a preguntar sobre la siembra en el huerto y el director le comentó que las bibijaguas nos estaban haciendo mucho daño. Se viró para Santiago Álvarez, el cineasta ya fallecido, y le dijo –Santiago has un documental que se titule “Cómo el hombre fue derrotado por la bibijagua” y Santiago le respondió: -Comandante a mi no me gusta hacer películas de derrotas, entonces le contestó –Has una que se titule “El triunfo de las bibijaguas sobre el hombre”. Esta crítica fue un acicate para todos. En primer lugar libramos la batalla contra la bibijaguas, las sacábamos a nivel de pico de sus nidos y se hizo con el asesoramiento de una compañera de la agricultura que no recuerdo su nombre, la mejor siembra de tomate manaluz embalizado, de toda la provincia, se sembró toda el área que va desde el tanque del agua hasta donde está hoy la casita del huerto. Abastecíamos todos los centros docentes de la provincia e hicimos reservas de puré de tomate en coordinación con la fábrica de Melena para tres años.
Recuerdo, como fuimos sorprendidos, aún en las precarias condiciones de aquel curso 72-73, al llegaron un grupo de jeeps levantando polvo y se parquearon frente al área del docente que existía y se bajó Fidel con Ekaterina Fulkova, Ministra de Cultura de la URSS, nos saludó a todos y el mismo comenzó a explicarle los proyectos de la Escuela.
Recuerdo, con orgullo, cuando el Director me llamó para encomendarme la dirección de alrededor de 700 alumnos de 7mo. Grado que se encontraban en sus escuelas esperando se crearan nuevas capacidades para ingresar, esta fue una orientación dada por Fidel, así que al terminarse los albergues C y D se cumplió la orientación y yo me convertí en el primer director de grado que tuvo la Institución, luego estos alumnos se unieron a los que ya habían ingresado en septiembre en la Coronela una de nuestras filiales e hicieron un gigantesco grado. Ellos eran alumnos en general de extracción humilde, mi vida posterior estuvo muy ligada a ellos, me dieron “mucha guerra”, pero los amé mucho, aún hoy luego de tantos años en ocasiones invaden mi casa y me causan mucha emoción.
Recuerdo, que durante todo el curso 72-73 se trabajó mucho con alumnos, constructores y profesores, increíblemente en un año se hizo esta gigantesca institución, diferentes brigadas trabajaron cooperadamente y se ultimaban hasta los últimos detalles, en las semanas finales se hacían chequeos semanales con todos los organismos involucrados en la terminación para garantizar el inicio del curso 73-74 con toda la matrícula en las nuevas instalaciones. Estas reuniones de chequeo las presidía Celia Sánchez, quien en una pequeña agenda, con una letra pequeña y apretada anotaba todos los detalles y los compromisos. Los directores de empresas informaban de su gestión y nosotros los compañeros de la Escuela hacíamos la contrapartida, al fin estuvo todo listo.
Recuerdo; a fines de agosto de 1973 estaba con mi familia en Campo Florido y el Director me mandó a buscar, y cuando llegué me informó que sería nombrado subdirector general de Actividades Políticas y Extraescolares, un poco me sorprendió, pues como yo era Secretario del Sindicato discutía mucho con Él en todas las reuniones de trabajadores, mas Él fue un director inteligente, y buscó compañeros que le pudieran hacer la contrapartida en su labor de dirección, tuvo el mérito de ir materializando todas las orientaciones que Fidel iba dando sobre los objetivos de la institución.
En ese tiempo se estilaba en las escuelas de becas entrar a los alumnos una semana antes para la “organización”, sin dudas una idea descabellada. Entraron todos los alumnos en la última semana de Agosto, durante toda la noche anterior trabajé con mi equipo en la ubicación de cada grado y de cada grupo en los albergues, lo primero que hicimos fue ponerle nombre a cada albergue, que aunque han existido intentos más científicos para renombrarlos, esos nombres han prevalecido por su sencillez. Era toda una avalancha de alumnos de un lado para otro, caminándolo todo, registrándolo todo y yo con mi inexperiencia tratando de inventar actividades para “almacenar” tan cuantiosa multitud, al fin se repartieron uniformes, libros y todo lo necesario y en los comedores los primeros días algo dantesco, hasta que las aguas fueron tomando su nivel y se inició felizmente el curso 73-74 y se siguió atendiendo todos los detalles para el día de la inauguración.
Recuerdo, cuando admiro la rolliza escultura de madera; lo jocoso y lo sagrado. Corrían los días finales del año 1973, y nosotros detrás de todos los detalles y fue cuando debatimos con el Arquitecto y cuando nos fue oportuno con la propia Celia, que no veíamos bien que el busto de Lenin fuera a ser ubicado en el pedestal que para él se había fundido en el primer nivel del Bloque Central, lo queríamos al frente en la entrada del Bloque, todos accedieron a nuestros reclamos; y ahora ¿qué hacer con el pedestal? Un buen día llegó Celia con la escultura de madera que todos admiramos y que encajó muy bien sobre aquella columna de concreto. Los más viejos del colectivo vimos en la escultura a nuestra Negra Clementina. Ella era la “Tata” que hacía de compañía a los alumnos que tenían turnos médicos, a veces imprimía materiales en el mimeógrafo y las manchas de tinta desaparecían sobre su piel o estaba en la garita central interrogando a todo el que quería entrar al Centro. Un buen día llegó Celia, manejando ella mismas como de costumbre un Jeep plástico, de esos que sólo recordamos los de más edad. Clementina diligente como siempre, impasible, comenzó el interrogatorio, exigió identificación y sólo al término de sus trámites la dejó pasar. Al conocerse el acontecimiento todos se escandalizaron, si hubiéramos estado en la Edad Media, de seguro la pobre Negra hubiera ido a parar a la hoguera; Celia los calmó a todos –Ella sólo cumplió con su trabajo, afirmó. Aquellas dos mujeres, sencillas, humildes, humanas, virtuosas, unidas en todo lo cubano. La una heroica en la epopeya de la Sierra, la otra heroica en lo cotidiano.
Recuerdo, que dentro de las últimas obras se proyectaba el hospital de la Escuela. Un día llegó Fidel y en un recorrido cuando llegó al albergue B nos dijo: -aquí se construirá el hospital, se debe hacer un pasillo que una el albergue con la entrada del hospital para que los alumnos no se mojen cuando esté lloviendo. Muy a pesar de esto durante mucho tiempo, a alguien se le ocurrió cerrar esta entrada del hospital y se comenzó a entrar por el parqueo, a pesar de la lluvia y del peligro; afortunadamente alguien más inteligente y respetuoso restableció la entrada original. En esta ocasión le dijo al maestro de obra, Conrado, que iba con nosotros –no vayan a tumbar esa ceiba pues ahí los esclavos se reunían para bailar.
Recuerdo, con mucha emoción, el día de la inauguración, 31 de Enero de 1974. Ya caía la tarde, los invitados de otros centros ocupaban puestos en el anfiteatro natural, donde se habían dispuesto alrededor de 10 mil sillas. Todos nuestros alumnos se habían distribuido en los distintos balcones del frente de nuestra Escuela, dando un colorido maravilloso, entró Fidel y Brezhnev cuando ya el Sol de la tarde caí más suavemente y se dieron vítores, desde la garita central hasta la entrada y a su vez desde todos los balcones, mi equipo estaba distribuido a lo largo de todo el frente y yo esperaba en el anfiteatro. Entraron los visitantes al salón de reuniones de la Dirección General y fue cuando le hice a mi equipo la señal convenida; en absoluto silencio los 4 717 alumnos comenzaron a rotar y en 20 minutos todos estaban sentados en el anfiteatro natural en el lugar que les correspondía, nadie hubiera podido imaginar que tan numeroso grupo de personas se hubiera movido con tanta prontitud y disciplina. Cuando la comitiva pasó frente al anfiteatro en el inicio de su recorrido, desde sus asientos los alumnos los volvieron a saludar. Todo el espectáculo cultural fue realizado por los alumnos, y cerró con filas de alumnos vestidos a la usanza rusa, que inundaban todos los pasillos que quedaban entre las sillas, mientras bailaban una animada polka. Aquel día Brezhnev calificó nuestra Escuela como “El Palacio de las Ciencias. Cada alumno y trabajador recibió, ese día, un presente enviado por los Sindicatos Soviéticos.
Recuerdo, muchas visitas importantes aquellos primeros años a nuestro Centro, sería interminable describirlas todas, mas no es necesario, en el libro de visitas están recogidas para aquellos que deseen conocerlas, en dos de ellas me detendré porque tuvieron un marcado significado para nosotros.
Yaser Arafat, líder del movimiento de liberación de Palestina (fallecido). Fue una visita muy animada, nuestros estudiantes todo el tiempo tuvieron la iniciativa, al final, reunidos en el Salón de la Dirección General lo hicieron “Alumno Honorario” y le impusieron el logotipo metálico de la Escuela. Pasado alrededor de dos meses leía una revista Tricontinental y veo su foto en una entrevista que se le hace donde aún llevaba en su chaqueta nuestro logotipo. Honor que nos hacía.
Fan Van Dong, presidente de la entonces República Democrática de Vietnam (fallecido). En esta época Vietnam se encontraba dividido en Vietnam del Norte y Vietnam del Sur, al sur había un gobierno títere y tropas de ocupación norteamericanas, el Norte era constantemente bombardeado por los aviones norteamericanos, los vietnamitas trataban a pesar de esto de hacer su vida lo más normal posible, las escuelas eran soterradas, así como los hospitales y muchas instalaciones. El Director me dio indicación de que preparará el teatro con alumnos que él quería conversar con un grupo de alumnos y así lo hice llené el teatro con alumnos de diferentes grados y esperamos su llegada. Cuando llegó inició una animada conversación con los alumnos, les hacía preguntas como si estuviera en un aula dando clases, noté mucho brillo en sus ojos, hacía mucho esfuerzo por no llorar, en aquel momento pensé, tendría que estar recordando a sus niños dando sus clases en humildes aulas soterradas, cuando terminó luego de una conversación bastante prolongada les dijo: “Su Escuela es un Poema Pedagógico”
Pudiera recordar otras muchas cosas, alegrías, tristezas; en una obra de esta magnitud, pudiéramos mencionar debilidades y fortalezas, pero lo importante es que la obra está, se mantiene y se ha multiplicado a lo largo de todo el País y fuera de este, no hay un rincón donde no encontremos quien nos represente, no hay un rincón vacío.
Otros podrán recordar la historia más reciente que no es menos gloriosa. Toda obra humana es perfectible y a ello debemos encaminarnos.
Fuente: Proyecto Cultural Retorno(s)
Abel Molina Macías
Mercedes Govea Falcón
AUN RECUERDO AL PROFE DEMETRIO,NUESTRO PROFE DE FILOSOFIA Y GUIA DEL GRUPO 25 DE LA UNIDAD 2,EL GRUPO DE LOS 15,DE QUIMICA,SALUDOS SI LEE ESTO.